Jámas entendí tu razonamiento.
Tus poses y tu intento por ser la estrella de un mar inmenso.
Esa guía. Date cuenta, estúpida.
Eres un instrumento del mecanismo capitalista.
El engranaje transformable en un espacio laborable.
O sea, nada.
Es decir tu misma.
Tu ser.
Ni con brackets, ni con gafas.
Ni tus peinados, ni tus fachas.
Ni esa falda corta, ni las dulces bragas.
Te quedas aislada.
Date por la más sumisa y la mujer más despreciada, señorita.
Eres una extraña. Ama de la nada.
Un animal sin el habla.
Tus gruñidos revelan tu alma
y la sangre corre por tu cara.
Furibunda detesta tu propia casa.
Quédate en silencio. Eres la cuestión perdida dentro de tu propio juego de azar.
La apuesta suspendida. Porque, tú, tímida no confiaste en ti.
25/12/10
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