Sábado rojo

18/12/10

 

Le empecé a rezar a un diablo cada sábado
cada palabra buscaba salvación
seco de lágrimas
sin tributos
tuve que escapar del templo
Preso del pánico huí hacia su reino.
El diablo de los sábados me encontró y dijo que mi cuerpo era pequeño
que era inseguro.
Pero se fijó en mi alma y
se asombró al verla.
Me dijó que era amplia
aunque muchos seres morían dentro.
En aquel instante
me prometió conquistar esa tierra
mi tierra
me aseguró que tendría un alma perfecta
y que todas esas otras almas terminarían fuera.
El diablo de los sábado no mintió
fundó su nueva iglesia dentro de mi.
Conquistó todo.
Ahora, el diablo de los sábados duerme en mi y el terror para las expulsadas almas acecha cada viernes.

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