Un hombre sentado
mira el filo vacío del vidrio, le roba una burbuja
es la mirada perdida
ínfima melancolía
hallada entre la mano, el vaso y la botella.
Cabizbajo y fumando.
El dolor entra a las puertas del tiempo fluido
ya no es cuerpo el lamento
es sombra oculta bajo ese halo consternado.
Busca una pregunta en el espacio marrón
el delgado cuello suspira una vez más
a lo lejos la canción suena
todos fingen felicidad.
Esa sonrisa es llenada por el alma bebible
sangre perturbada
boleto sin retorno
entre el filo y el vacío.
Es de noche.
Papá quiere volverte a ver.
Ya hemos tomado suficiente. Vámonos.
Es hora de llorar.
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