recubiertos de ira
y un tanto de desesperación;
exigir un espacio
un acercamiento
refugiarse en una abrumadora lontananza
tal vez en algún silencio.
El grito ominoso del iracundo
el por qué
su razón.
No más palabras
sólo aspavientos fingidos.
Base fangoza del estrecho corazón
ruinas del deseo
no se incendian más
y en un recodo el llanto espera.
Frente a él muchos se divierten con cada latido.
Segrego un beso
una imitación:
un murmullo
un abrazo
Olvidaste si alguna vez te ame.
Ayer en sueños
te abandoné
perdida entre escombros hoy buscas
con desesperación ese borroso mañana.
Frente a tí se divierten mis latidos.
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