El mundo ruge de madrugada
y la ciudad calla sus quejidos.
Solo el instinto animal lo percibe
y los sentidos alteran mi quietud.
Ondulantes dolores cruzan mi interior.
Suben y bajan. Sucumben en la garganta.
Antes de revelarse en gotas saladas.
Hoy no estas
y por aquí se te extraña...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario